Se ha convertido en la principal muestra de unión y lazos de amor entre la gente de Corrientes, Argentina. No solo eso, se ha vuelto una figura de amor, paciencia, y colaboración que los creyentes de la zona siguen como ejemplo indudable.
Historia de la Virgen de Itatí
Se cuenta como una imagen de la Virgen fue encontrada en el río Paraná por un gran número de aborígenes. Cuando fue hallada, la imagen estaba rodeada por una luz radiante que impresionó a todos los pobladores mientras se paraba sobre una piedra.
Queriendo moverla de aquel lugar, los indígenas la tomaron para que fuera llevada a la reducción, pero en las dos ocasiones que intentaron proceder, se encontraron con que ella regresaba al río por su propia cuenta.
Los creyentes alrededor entendieron de inmediato lo que la figura trataba de comunicarles. Así que, tal como se hizo con la Virgen de Guadalupe, se instauró su fe en aquel punto denominado Itatí, tal como era el deseo de la Madre de Dios.
Asimismo, se conoce la historia en la cual un jesuita, acompañado por un grupo de aborígenes, debían cruzar el arroyo que llevaba el nombre de Yaguari. Un grupo de atacantes buscaban hacer daño al pueblo Itatí, por lo que la desesperación aumentaba.
Al no encontrar salida, el religioso realizó un rezo de un rosario pidiendo por intervención, y en aquel momento, las aguas se abrieron a la mitad. Los enemigos se sorprendieron y dejaron sus intenciones de ataque, retirándose de inmediato. De esta forma, los aborígenes cruzaron, salvándose del peligro, con el río volviendo a cerrarse tras ellos.
Por supuesto, este relato se asemeja a lo explicado en las Sagradas Escrituras, cuando Dios hizo que el mar se abriera a los pies de Moisés y su pueblo huyeran de los egipcios.
Itatí es hoy una ciudad cercana a las corrientes de aquel río Paraná, que sigue rindiendo culto sagrado a la madre que salvó a los nativos de aquella tierra en ese día. Tanta ha sido la devoción de los pobladores, que se instauró una gran Basílica hecha por los propios creyentes, que hoy es considerada uno de los más concurridos puntos de peregrinación católica en Argentina.
Milagros de la Virgen de Itatí
Además del milagro que le otorgó nombre y devoción, existen muchísimos otros que han aumentado la fe en esta aparición de la Madre de Dios.
- Uno de ellos relata como una mujer, hija de devotos a la Virgen y nativa de Laguna Brava, que había quedado totalmente ciega. Para recuperar sus sentidos, le pidió a la Virgen por su sanación, prometiendo que le entregaría todas sus joyas en agradecimiento.
Aquella mujer fue curada de inmediato y se encaminó a entregar su ofrenda a la figura, creyendo que la había ayudado solo para quedarse con sus joyas. Esa misma noche, volvió a obrar e hizo que la mujer quedara ciega de nuevo, así como dejó todas sus joyas bajo su almohada, castigando su insolencia.
A la mañana siguiente la mujer se dirigió a la Laguna Brava en su propio carro, acompañada de su conductor. Para su desgracia, el carrero perdió su sombrero en el camino, y al bajarse del vehículo este comenzó a hundirse con la mujer adentro.
- En otro milagro tuvo lugar en 1990. En aquel momento un grupo de peregrinos iban a trasladar a la imagen a Luján para la celebración en mayo, pero el conductor se extravió.
Durante su búsqueda de respuesta, se toparon con una mujer, quien emocionada le explicó al grupo que su esposo se encontraba muy enfermo y no había podido visitar a la figura. Los peregrinos decidieron llevar a la imagen hasta la casa de la familia, donde el hombre finalmente consiguió su deseo, falleciendo en paz apenas la Virgen abandonó su hogar.
¿Cuándo se Celebra el Día de la Virgen de Itatí?
La celebración se lleva a cabo el 16 de julio de cada año.
Este es uno de los cultos que mayor revuelo suele despertar tanto revuelo, con peregrinaciones y fiestas que duran entre el día 12 y el 17 de julio.
Allí los fieles se unen para meditar, pedir favores y solicitar la protección de la Madre de Dios en su pequeña capilla.
Son miles de creyentes los que se reúnen cada año para festejar la permanencia de la Virgen en su Basílica. Estos pasan todos esos días admirando su rostro dulce y su santísimo manto, pidiendo con cantos y plegarias por amor, salud, fuerza, sabiduría y esperanza.
No es extraño que despierte tal emoción, al ser la patrona de la región de Corrientes, unificando en la fe a distintos pueblos de diversos orígenes que han mantenido su culto vivo e inmenso durante todos estos siglos.
Es madre protectora y amorosa de todos los hombres y mujeres que busquen su cobijo.