Novena a San José

Una Novena puede liberarnos de muchas preocupaciones. Él protegió a Cristo desde que estuvo en el vientre de su esposa, la Virgen María.

Si necesitas orientación, protección o conseguir el favor de Dios, no hay nada mejor que rezar una novena al padre terrenal de Nuestro Señor Jesucristo.

Novena a San José

Novena a San José Esta Novena permitirá que todos los devotos consigan la intercesión del corazón del padre de Jesús. Hablar con este Santo, silencioso, pero amable y sabio nos ayudará a conectar nuestros corazones con el Señor.

Primer día

Oh siempre benigno Jesucristo.
Así como consolaste a tú
amado padre San José en incertidumbres
y perplejidades que tuvo.

En aquellos momentos en los
que no supo si abandonar a su esposa,
la Santísima Virgen María.

Te pedimos así,
humildemente, que por intercesión
de San José nos hagas prudentes
y correctos contra cualquier
dificultad que enfrentemos.

Concédenos la fuerza para luchar
en las angustias de nuestras vidas,
para salir victoriosos de cada una de ellas.
Amén.

Segundo día

Oh Bendito Jesús,
quien consoló a su padre amado,
tanto en la pobreza como en la
angustia dentro de Belén
con tu solo nacimiento.

Tú, quien le dio tranquilidad
siendo la razón de cánticos
de los Ángeles.

Tú, quien hacia tus padres
atrajiste la presencia de los pastores.

Jesucristo,
te pedimos por su Santa intervención,
para que nos enseñe a llevar
nuestra pobreza y desamparo en la vida.

Para que así logre avivar
el espíritu con tu gracia,
tu presencia y la esperanza
del encuentro contigo.
Amén.

Tercer día

Oh Bendito Jesús,
quien consoló a su padre amado
en el misterio doloroso de la circuncisión.

Tú, que gracias a él
recibiste el nombre de Jesús.

Te pedimos de forma humilde,
que, por la intercesión de
tu padre San José nos concedas
la virtud de pronunciar tu santísimo
nombre con amor y respeto.

Para que lo llevemos en el corazón,
profesemos palabras
y obras que te honren.
Amén.

Cuarto día

Oh siempre benigno Jesucristo.

Así como consolaste a San José,
tu padre amado,
de la pena causada por la profecía de Simeón.

Tú, quien le mostró un innumerable coro de Santos,
te suplico para que,
por su intervención Santa me
conceda la gracia de servirte como
seres de resurrección.

Para así poder alabarte en
tu gloria por la eternidad.
Amén.

Quinto día

Oh siempre benigno Jesucristo.

Como el padre amado que te cuidó
te condujo de desde Egipto
hasta Belén con el fin de
esconderte del tirano Herodes,
te suplicamos por su intercesión.

Líbranos de aquellos que deseen
dañar nuestros cuerpos, o peor,
nuestras almas.

Otorgarnos fortaleza
y salvación de nuestros enemigos,
y danos protección hasta
el momento de regreso a ti.
Amén.

Sexto día

Oh siempre Buen Jesús.

Como tu padre San José,
que te crio en Belén,
y al que premiaste durante su
tiempo juntos solo con
tu verbo y tu doctrina.

Así pedimos su intercesión,
para que tu palabra sea nuestro
consuelo espiritual,
y que vivamos una vida santa
y modesta como lo hiciste tú en Nazaret.
Amén.

Séptimo día

Oh Bendito Jesús.
En la voluntad de seguir
a tu Padre celestial hiciste
padecer a tu padre terrenal
el dolor de no encontrarte
en esos tortuosos tres días.

Te pedimos que,
por su Santa intervención,
nos enseñé a amar lo que
tenemos antes de perderlo.

También revela ante nosotros
a quienes quieran que
perdamos tu camino,
para hallarte sin
tentaciones en el camino.

Amén.

Octavo día

Oh siempre benigno Jesucristo.
A la hora de su muerte
consolaste a tu buen padre.

Asististe a tu madre María,
su esposa, en su última agonía.

Te rogamos para que nos
concedas una buena muerte
como a tu Santo protector,
asistida de tu bondad.
Amén.

Noveno día

Oh Buen Jesús,
quien eligió a su padre amado
como protector de tu Santa Iglesia.

Te suplicamos por la intercesión
de este mismo padre,
para que nos muera como
ser verdaderos cristianos.

Así podremos seguir la verdadera
fe católica y vivir él
camino correcto de la fe.
Amén.

Incluso no es citado ni una vez en las Sagradas Escrituras, su influencia en la religión católica es indiscutible. Su silencio, fidelidad y obediencia no han sido más que ejemplo para los buenos cristianos, convirtiéndose en el protector del Hijo de Dios antes de su propio nacimiento.

Para agradecerle y pedir por su intervención a nuestro favor, esperamos que sepas rezar esta Novena.